Intención al encender el fuego o incienso. El tiempo. Meditación y plegaria. Porción del Zohar Vayejí.
/Porción del Zohar Vayejí = y vivió...
Es la última porción del libro “Bereshit”, y termina con la formación de las 12 tribus de Israel, y ya empieza a hablarse de este pueblo en general y no individualmente de la historia de los patriarcas.
En total son 13 tribus: 12 más la tribu de Leví, que sirve a los demás con su sabiduría.
Estas tribus se distribuyeron entre el Norte y el Sur (donde estaba el Templo). En este último, estaban la tribu de Leví, Yejudáh y Efraím.
Empiezan a surgir conflictos entre “la casa de Efraím” (tribus el Norte) y “la casa de Yejudáh” (tribus del Sur), lo que lleva a una separación, que además de política fue también espiritual.
El Norte hizo un nuevo templo. Y allí se quedaron las 10 tribus, se mezclaron con otras culturas y perdieron sus tradiciones. En la actualidad ya empezaron a aparecer personas descendientes de estas tribus.
En cambio, “la casa de Yejudáh” (tribus del Sur) fue raptada y llevada a Babilonia, pero lograron conservar su cultura y tradiciones. Estos son ahora los llamados “judíos”.
En esta porción, antes de la muerte de Yacob (Israel), él bendice a los hijos de su hijo Yosef, Efraím y Menashé, de los cuales se formarían 2 de las 12 tribus.
Yacob bendice a toda su descendencia y muere. Judá es el hijo de Yacob que recibe su bendición como primogénito, y es “la casa de Yejudáh” la que prevalece hasta el presente.
Nos cuenta el Zohar:
¿Cómo funcionaba “el tiempo” en lo comienzo del ser humano?
Las horas tenían el nombre del “servicio” que se prestaba en el templo:
La primera hora del día era al caer el Sol, primer servicio (noche).
Al salir el Sol, era el segundo servicio del día (mañana).
El servicio del medio día se llamaba “Minjá” (que era de harina), era el último del día y era a la sexta hora (tarde).
Estos servicios fueron establecidos por los patriarcas:
Yacob = es el servicio de la noche “Arbit”. La luz y oscuridad, sefiráh de Tiferet.
Abraham = el servicio de la mañana “Shajarit”. La misericordia, sefiráh de Jesed.
Isaac = el servicio del mediodía “Minjá”. El juicio, la sefiráh de Gevuráh.
Con el servicio de “Minjá”, se prendía el incienso “Ketoret”, que se preparaba con 11 partes de distintas especies. En aquel entonces “el juicio” (Gevuráh) sólo regía en esta hora.
Cada componente del “ketoret” representaba un aspecto del ser humano y por ello tenía el poder de anular esta corrupción de Gevuráh: la ira, el enojo, la manifestación agresiva del miedo.
Hoy en día el juicio está presente a toda hora y la forma de armonizar esta energía es a través de la plegaria (la oración), que nos ayuda a conectarnos con nuestra Luz interior:
Cuando oras al Creador no puedes dejar afuera tu parte negativa. Muéstrate como eres de verdad. Hazte cargo de tu parte negativa.
Reza con toda tu atención y consciencia.
Incluye 3 de los 4 elementos: tierra (el incienso y tu cuerpo), fuego (para encenderlo, la Neshamáh) y aire (humo):
Saca tu cuerpo de la zona de confort. Ten un lugar especial para meditar (así como se tomaba una porción del incienso para quemarlo). Antes de rezar hay que meditar.
Activa tu intelecto: por qué y para qué quieres rezar. Entonces los pensamientos crearán las emociones de lo que estoy pensando. Tomate el tiempo de pensar primero.
Enciende el fuego, que le da la consciencia al incienso. Cada fuego es un fuego nuevo y cada plegaria tiene que ver con lo que estoy viviendo ahora. Tomate el tiempo necesario para preparar el fuego.
El humo surge por sí solo, o el aire que sale de nuestra boca al rezar. Nuestras palabras van dirigidas a “Jojmáh” que es la semilla de nuestros pensamientos, que luego serán acciones. Piensa antes de hablar.
¡Así será más efectivo tu rezo!
Abrazos y bendiciones,
Dany
*Resumen de la clase del Zohar Vayejí de A. Esteban Acuña Nulez de Fundación Kabbalife Chile